viernes, 5 de noviembre de 2010

LO MISMO EN EL 58 QUE EN EL 2010


Releyendo un libro que recopila notas de Jauretche y Scalabirni, me encontré con esta perla, publicada por Don Arturo en marzo de 1958, describiendo la fuerza de lobby de los medios argentinos y sus propósitos. Dada la gran similitud de cosas que hay entre el relato de Jauretche y nuestra reliadad,  quería compartir con ustedes las partes más actuales. Por este motivo está editado por mí el artículo. No es corto, pero realmente, es imperdible… 

La mentira de la prensa libre
Arturo Jauretche
Revista “Qué pasó en 7 días” N° 173


(…) Charles Chaplin se durmió una noche acunado por la risa de varias generaciones de multitudes americanas que compartían la ternura de su humorismo, y al día siguiente queda señalado por esos mismos norteamericanos como enemigo del pueblo.

Bastó para eso que la radio y la prensa dirigida por los turbios intereses del capitalismo le colgaran (…) el sambenito de comunista, y batieran el parche reiterando la imputación. Han tenido que pasar más de veinte años para que se les hiciera justicia por el mismo pueblo.

Así, el pueblo de la más poderoso potencia de la tierra es conducido de la nariz por algunos centenares o miles de plumíferos, esclavos que no pueden expresar su opinión ni tener otra que la de los amos de la prensa, que a su vez son esclavos de su dinero, de sus sucios negocio, o de los negocios de sus avisadores.


Pero aquí no han podido hacer lo mismo. Unificaron todo el periodismo, la radiotelefonía y la televisión. Volcaron sobre el pape y sobre los oídos toneladas de injuria y difamación. Convirtieron en traidores a la patria a los que la habían redimido de las viejas coyundas a que ellos sirven; presentaron como tiranos a los libertadores, y no hubo basura de rincón o de retrete que no arrojaran sobre los hombres, sobre las ideas y sobre la fe del pueblo argentino. Llamaron al patriotismo, esquizofrenia; demagogia, al amor al pueblo; paralelo 42, a la organización sistémica del contrabando; libre empresa, a la destrucción del capital argentino para subordinarlo al extranjero; y libertad de trabajo y de asociación, a la destrucción de los organismos sindicales y patronales en defensa de los intereses nacionales.

Llamaron jueces a los sicarios; policías a los matones; virtud, al entreguismo; desfiguraron todo, anatematizaron lo argentino, exaltaron lo extranjero, llamaron valentía al asesinato impune y cobardía a la resistencia popular. 


 
Volvieron a desfigurar la historia, exaltando al cipayo y al vendepatria y denostando al patriota de verdad. Y eso lo dieron por el periódico, por la radio, pro el libro, por la universidad y por la escuela. Y lo dieron en dosis masivas, en dosis para adultos, se dormían oyendo la palabra mentirosa del locutor y despertaban oyendo la palabra mentirosa del locutor. Usaron todas las artes, todas las triquiñuelas del oficio para torcer el pensamiento argentino. Todas. Y no han podido.

Dan ganas de cantarle al Pueblo: ¡Qué grande sos!… como en la canción prohibida. Porque también prohibieron al pueblo expresar sus sentimientos, su fe sus ideas. Pero no pudieron entrar en el alma de los hombres. No pudieron vulnerar una inteligencia clarificada. (…) 

 
En el café, en las fábricas, en el hogar, el hombre argentino desconfía, analiza, medita y ve la verdad tras las apariencias. El hombre que está solo y espera se ha hecho una coraza con su amable y humorística desconfianza. Y la propaganda organizada, sincronizada y sistematizada, lo previene como la bulla al pescado. Y cuando está prevenido, su aguda inteligencia lo lleva a levantar los cortinados que ocultan la verdad y la descubre. ¡Sos grande, pueblo argentino! Otros serán más poderosos pero ninguno más inteligente. Ellos han posibilitado nuestra existencia como Nación, este milagro de que seamos lo que somos, de que se haya salvado esto que queda del viejo virreinato, y de que esto exista cada día más firme, más potente, más conciente de su destino.
Pero son porfiados y siguen con los engañabobos. 

Fuente:  Libro "Forjando una Nación", Ediciones de la UNLa, colección Pensamiento Nacional