Comenzar por el principio es siempre lo mejor.
La nota que escribió Fito Páez en Página/12 no me gustó. Por distintos motivos: comenzando porque no comparto las causas que cita Fito por los cuales la gente votó a Macri y porque no me da asco la gente que no votó a quien yo quería que ganara.
Además, si Fito puede descifrar el por qué del voto de 700.000 personas a los dos días de la elección, sería algo inmensamente superior a la belleza de escribir “La vida es una moneda”.
Por último, no me gustó la nota porque está definitivamente escrita con pretensiones de estilo y retórica que lejos de atraparme, me aburrieron (como quizás les pase a los que estén leyendo esto, en este preciso momento)
Hasta acá una cuestión de gustos. Ahora, también creo que la nota de Fito es de lo más contraproducente para el FPV, para la segunda vuelta y para enfrentar la (No) política que “propone” Macri, es más, se trata justamente de profundizar uno de los caballitos de batalla más asquerosamente naif utilizado por Durán Barba para la campaña amarilla: la crispación y la búsqueda de consensos como dos cosas fundamentales, enfrentadas y definitorias, tomando a la última como el fin único de la política.
De los cinco párrafos de la nota, el único que me gustó es el último y a medias, cuando define la idiosincrasia de la derecha capitalina, pero ya no a los votantes, sino a esa “derecha con paperas. Simplona, escondiéndose detrás de la máscara siniestra de las fuerzas ocultas inmanentes de la Argentina, que no van a entregar tan fácilmente lo que siempre tuvieron” (esta definición, con menos giros y más directa, me parece una muy buena para definir a Macri en particular y al Pro con sus aliados en general)
Hasta acá todo muy claro: No me gustó la nota de Fito, no la comparto casi en nada, creo que en lugar de sumar resta. Pero…de ahí a tener que soportar que se hable de fascismo, dictadura y antidemocracia en un país como el nuestro que tiene tantos muertos, desaparecidos y familias destrozadas por esos tres conceptos, me parece, como mínimo de una mala leche descomunal y una falta de respeto justamente a la lucha contra el fascismo y las dictaduras.
Que un tipo que asintió la llegada de Abel Posse como ministro diga que es fascismo que un músico asegure que le da asco la mitad de una ciudad por lo que votó, habla más del tipo del gabinete amarillo que del músico.
Que un tipo que aseguró que iban a lograr sus objetivos aún si tenían que tirar del tren a un opositor, hable de la violencia del texto de Fito, es por lo menos una imbecilidad.
Que Alejandro Rozitchner lo critique a Fito Páez por lo que escribió, cuando él el día anterior había escrito en La Nación (y luego hablado largamente por radio) que el domingo ganó la gente buena (para el que no lo note, es la misma actitud que Fito, pero por la positiva) y nosotros repetirlo, es de pelotudos.
Que el secretario General del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires trate de fascista al músico por escribir lo que piensa, nos muestra el conocimiento que tienen los integrantes del gabinete amarillo de lo que es el fascismo.
En Fin, la nota de Fito es mala por demás para mi forma de ver las cosas, de pensarlas y de disfrutarlas, pero lo más raro es que eso queda en segundo plano cuando los señores de la moral, aquellos que apoyaron a Pino cuando habló de la baja calidad de votos de los pobres, los que no tienen problemas en tener de compañeros de gabinete a tipos que explícitamente apoyan acciones fascistas (como la última dictadura) salen a rasgarse las vestiduras inyectados en sangre y con un tonito de Ghandi inventado.
Un párrafo aparte merecen periodistas (muchos de ellos comprobados mercenarios, es decir, hoy le dan al Pro, mañana le quitan y así con todos los partidos) hablando de que Fito escribió eso porque el Gobierno le pone plata.
Dos errores de macarras que son nomás, cometen estos muchachos: El primer error es que difícilmente alguien pague por algo que no lo beneficia, y el segundo, es pensar que todos tienen su precio, pero eso ya es más bien de mezquinos y corruptos que son ellos mismos.
En este tema, Osvaldo Bazán en la página de TN dio una gran explicación que muchos no sabían, sobre la actitud de Fito Páez cuando estaba en la cumbre de su carrera.
Los macarras de la moral se han olvidado súbitamente de su muletilla más gastada: “No coincido con lo que dices, pero daría la vida para que lo puedas decir”.
En fin, lo mejor de esto, es que ahora uno puede ponerle nombre y apellido a la gente que le da asco, sin caer en la boludez de que te dé asco un tipo que vota lo que a vos no te gusta.